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Existe una presión creciente para que los impactos socioeconómicos de la investigación en salud sean evaluados. La demanda por parte de los gobiernos para justificar el gasto del dinero público es cada vez mayor. Además existe la creencia de que evaluando la forma en que se manifiestan los impactos o beneficios de la investigación sanitaria se ayuda a mantener informados a los responsables de dicha investigación de forma que aumenten los impactos futuros. Desde mediados de la década de los noventa, Buxton y Hanney, en el Health Economics Research Group, de la Universidad de Brunel, han estado desarrollando y aplicando el Modelo Payback para valorar los impactos de la investigación sanitaria. En colaboración con otros colegas, lo han aplicado en una serie de estudios para evaluar la rentabilidad de los programas de investigación en diversos campos (diabetes mellitus, artritis y enfermedad cardiovascular) y en varios países (como Reino Unido, Países Bajos, Irlanda, Australia y Canadá). Otros equipos de investigadores han aplicado el Modelo Payback en, por ejemplo, España y Hong Kong. El Modelo Payback está formado por dos elementos; el primero consiste en la categorización multidimensional de los beneficios de la investigación sanitaria. Ésta cubre cinco categorías principales, que van desde la tradicional producción de conocimiento y la formación y la focalización de la investigación hasta los impactos en la política y el desarrollo de productos, pasando por los beneficios sanitarios y económicos. El segundo elemento es un modelo lógico que permita identificar el mejor modo de evaluar estos impactos. Si bien el Modelo Payback puede requerir muchos recursos para ser aplicado, su uso ha proporcionado casos muy ilustrativos acerca de la rentabilidad que se genera por la investigación y ha ayudado a mantener informados a los responsables de la investigación.
