Introducción. El eritema nudoso, síndrome descrito por primera vez por Robert William en 1807, se caracteriza por la aparición de nódulos cutáneos y subcutáneos, eritematosos y/o violáceos, dolorosos o no, que no son ulcerativos y de localización generalmente pretibial. Aparecen en aproximadamente de 1 a 5 por cada 100.000 personas, con más frecuencia en mujeres de 15 a 40 años de edad, y su aparición en menores de 2 años es muy rara1. Se puede acompañar de fiebre, malestar general, poliartralgias y elevación de los reactantes de fase aguda. Es un tipo de paniculitis septal, generalmente sin vasculitis, y aunque la patogenia no es clara, se cree que se debe a una reacción de hipersensibilidad de tipo III frente a una gran variedad de antígenos2. En nuestro medio, y en la edad pediátrica, la principal causa de eritema nudoso es la tuberculosis, seguida de la enfermedad estreptocócica1-3, aunque en un 20-50% de los casos es idiopático, y su diagnóstico es por exclusión4. La asociación de eritema nudoso con gastroenteritis bacteriana está documentada, incluyendo Salmonella enteritidis1-2, y el primer caso publicado data de 19805