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Rosa Martínez Sellares
El incremento significativo de personas ancianas que pierden total o parcialmente su autonomía por la alteración en cuanto a la satisfacción de sus necesidades básicas, se justifica en gran medida, no sólo por el propio proceso del envejecimiento, sino por la creciente inmovilidad que ocasiona el hospitalismo, dando lugar dicha situación a un aumento de los costes por yatrogenia o a la insatisfacción del personal y, en definitiva, a una disminución en la calidad de vida del anciano. Esta alteración en cuanto a la satisfacción de las necesidades básicas se puede dar, esencialmente, por la escisión súbita del plan de actuaciones marcado por el personal enfermero, debido a un desconocimiento de dicho plan (cambio de institución, falta de información, etc.).
Se diseña un documento en el que figuraran aquellos datos que pueden ser de vital importancia para la resolución de un problema de salud y evitar complicaciones adyacentes. La cumplimentación de esta �Hoja Personal de Urgencias� se llevará a cabo desde el primer momento del ingreso del anciano en nuestra institución a fin de tenerla preparada en caso de cualquier �imprevisto patológico� y se llevará a cabo una revisión de los datos que constan cada vez que tenga lugar una modificación del estado de salud del individuo o, como mínimo, cada tres meses (coincidiendo con la valoración interdisciplinar).
Es prioritario que entre las enfermeras de las distintas áreas de atención sanitaria, bien sea en hospitales (urgencias, unidades de atención, etc.), atención primaria, instituciones geronto-geriátricas..., se establezcan canales de comunicación para poder ir atendiendo las necesidades educativas de los hábitos de vida, controles periódicos, toma de medicación, etc., de manera más homogénea, evitando informaciones contradictorias y, en definitiva, fomentando el trabajo en equipo.
El objetivo principal de nuestro trabajo diario debe ser que el anciano geriátrico reciba la mejor calidad de atención posible.
