J. Carmona
Objetivos. Estudiar la calidad de vida relacionada con la salud de los pacientes ancianos consultantes y los factores asociados a aquélla. Diseño. Observacional, transversal. Ámbito. Atención primaria. Centro de salud urbano. Sujetos. Pacientes mayores de 65 sin limitación física ni psíquica que alterase la comunicación médico-paciente que solicitasen consulta. Elección de muestra necesaria, por muestreo consecutivo, para precisión de 0,05 puntos y nivel de confianza del 95% (número necesario, 386). Intervención. Los pacientes cumplimentaron la versión validada al castellano del Nottinghan Health Profile. Las variables sociodemográficas y de morbilidad fueron recogidas de la historia clínica o, en su defecto, de la entrevista al paciente. Mediciones y resultados. El cuestionario fue contestado por 386 pacientes, con una puntuación media global de 9,166 puntos (25,5% de porcentaje de deterioro; IC del 95%, 23,8-27,1%), siendo el deterioro en cada una de las dimensiones del cuestionario de: «energía» (22%; IC del 95%, 25,3-18,7%), «dolor» (22,5%, IC del 95%, 24,9-20,1%), «sueño» (31,7%; IC del 95%, 34,8-28,6%), «aislamiento social» (16,5%; IC del 95%, 18,9-14,1%), «estado emocional» (27,9%; IC del 95%, 30,5-25,8%) y «movilidad» (28,3%; IC del 95%, 30,7-25,9%). De forma estadísticamente significativa, presentaron mayor grado de deterioro las mujeres que los varones (28,7% frente a 19,0%; p < 0,001), excepto en la esfera «energía»; las personas de mayor edad (23,1%, 21,1%, 24,4%, 30,5% y 35,9%, respectivamente, en los grupos de edad 65-69, 70-74, 75-79, 80-84 y > 84 años; p < 0,001), excepto en las esferas «dolor» y «sueño», los que vivían solos o sin su pareja, los incluidos en el programa de atención domiciliaria (42,8% frente a 23,3%; p < 001), los que presentaban mayor número de patologías crónicas y los que consumían mayor número de fármacos. Conclusiones. Existe un deterioro importante de la calidad de vida de nuestros ancianos, asociándose a distintos factores sociodemográficos y de morbilidad. La valoración de la calidad de vida subjetiva debería convertirse en una herramienta de uso habitual en la práctica clínica.