El tratamiento anticoagulante oral (TAO) se comenzó a utilizar en la clínica hace más de 60 años, pero ha sido especialmente en la última década cuando se ha producido una serie de hechos que han determinado la situación actual. En primer lugar, el aumento del número de pacientes anticoagulados, al sumarse nuevas indicaciones, entre las que destaca la fibrilación auricular (FA) sin valvulopatía, habiéndose incrementado especialmente el número de anticoagulados ancianos. Por otra parte, la estandarización del control analítico del TAO mediante el uso del INR (razón normalizada internacional), como parámetro de medición del tiempo de protrombina, ha mejorado su seguridad al disminuir los niveles recomendados de anticoagulación para las diversas indicaciones, con menor frecuencia de hemorragias graves. También en los últimos años se ha facilitado el manejo del control analítico de los anticoagulantes orales (ACO), con la ya frecuente utilización de aparatos para la determinación del INR en sangre capilar y la instauración progresiva de programas informáticos específicos para las consultas.