El soplo, probablemente fisiológico, constituye un hallazgo muy frecuente en la revisión del niño sano. Se estima que la exploración física detenida descarta correctamente cardiopatía en nueve de cada 10 casos. No obstante, la preocupación familiar y la disponibilidad creciente de la ecocardiografía hace atractivo su uso sistemático, ya que el 1-2% de los soplos catalogados como funcionales sin practicar ecocardiografía se debe a una malformación.