La seguridad clínica es un tema de rabiosa actualidad, pero no es un problema que se ha presentado ahora; los primeros trabajos que lo investigan se remontan a la década de 1950. Dentro de ella hay que englobar a la seguridad transfusional. A partir de la década de 1990 la preocupación por una transfusión más segura se pone de manifiesto de una forma más intensa. En este artículo se aborda la descripción de los distintos problemas detectados en relación con la transfusión sanguínea, comentando aspectos relacionados con los errores de identificación (de las muestras y de los pacientes), así como las posibles soluciones aportadas y el papel que las enfermeras pueden asumir en este proceso. Uno de ellos es el de enfermera encargada de la hemovigilancia, rol que se desempeña ya en algún país de nuestro entorno y que posibilita el desarrollo de una nueva dimensión profesional, acorde con los cánones de la enfermera de práctica avanzada. Con todo ello se pretende contribuir a garantizar la prestación de unos cuidados seguros y coste-efectivos.