A.M. Hernández González
El prolapso uterino es la caída o deslizamiento del útero en su posición normal en la cavidad pélvica dentro de la vagina. Constituye una de las alteraciones secundarias a la disfunción del suelo pélvico más frecuentes en la consulta ginecológica. Aunque las paciente son reacias a hablar de este tema tan delicado, refieren sentir un ¿bulto en sus genitales¿, incontinencia de orina y problemas en sus relaciones sexuales. En realidad, el prolapso uterino no es una enfermedad, sino una alteración de los elementos de suspensión, sustentación y contención del útero, lesionado casi siempre por el embarazo y el parto. Otras causas, además de las lesiones traumáticas de la fascia endopélvica (principalmente de los ligamentos cardinales y uterosacros), son lesiones o relajaciones de los músculos del suelo pélvico (músculos elevadores del ano y de la fascia que recubre la vejiga, la vagina y el recto). Otras causas de prolapso uterino sin antecedentes obstétricos suelen ser las que aumentan la presión abdominal y enfermedades del aparato respiratorio que cursan con tos severa. La mayor incidencia del prolapso uterino se encuentra en mujeres multíparas, con partos prolongados, con períodos expulsivos largos y con grandes esfuerzos, en partos con fórceps y en las que tuvieron desgarros perineales. Los cuidados de enfermería son clave, tanto en la prevención como en la detección del prolapso, para que estas mujeres puedan expresar sus necesidades sin ningún tipo de temor y concienciarlas para que demanden una terapia adecuada en las fases incipientes del prolapso.