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Inés María Barrio Cantalejo 
, Isabel Toral López, Inés Carmona Rega, Angeles Carmona, Paula Quesada Lupiáñez, Manuel Velasco Rodríguez, Encarnación Martínez-Cruz
Objetivo. Explorar las preferencias de los ciudadanos sobre el tratamiento de soporte vital en situaciones sanitarias críticas. Método. Estudio transversal mediante encuesta a 306 participantes, seleccionados aleatoriamente de consultas de enfermería, centros culturales, residencias asistidas y aulas universitarias. Para medir las preferencias en el tratamiento ante situaciones sanitarias críticas se empleó el cuestionario Life Suport Preferences Questionnaire (LSPQ). Se realizó un análisis descriptivo, bivariante y multivariante de los datos. Resultados. La edad media de los participantes fue de 39,28 años y la desviación estándar (DE) de 24,52; el 29,1% de los encuestados eran varones y un 37% no tenía estudios o sólo estudios primarios. La edad se mostró inversamente correlacionada con la preferencia de aceptar tratamientos, de tal manera que los mayores de 55 años optan en menor medida por los tratamientos de soporte vital que los más jóvenes y ocurre lo mismo con los de menor nivel académico respecto a los de nivel superior. Entre varones y mujeres no se han encontrado diferencias. Ante enfermedades graves sin posibilidad de recuperación las preferencias son similares, hay un rechazo del tratamiento en todos los grupos de edad. Cuando hay posibilidad de recuperación o se trata de tratamientos no invasivos, las personas de 21 o más años prefieren recibir tratamiento. Conclusión. Existe una gran variabilidad entre la población a la hora de aceptar o rechazar el tratamiento de soporte vital. Es inadecuado considerar que consiste siempre en la aceptación de tratamientos a toda costa. Convendría divulgar el conocimiento y uso de las instrucciones previas como mejor vía para respetar la voluntad del paciente cuando no tenga la capacidad de expresarla personalmente.
