M. A. Alvarez Portas
El paciente gran quemado es un enfermo que reviste una enorme gravedad a la vez que implica una gran complejidad en su manejo. Su manejo inicial marcará la morbimortalidad en días posteriores. El tratamiento inicial del paciente gran quemado obliga a seguir de manera firme el protocolo de atención a un paciente politraumatizado: a) el primer paso a seguir se fijará en retirar al paciente de la fuente que está provocando las lesiones y a su vez detener el proceso de combustión lo antes posible; b) valorar la permeabilidad de la vía aérea, buscar lesiones por inhalación de humo, lesiones en boca, orofaringe por inhalación de aire a altas temperaturas lo que será indicativo de posible compromiso/obstrucción de la vía aérea en un breve espacio de tiempo indicando la aplicación de manera inmediata de medidas de soporte ventilatorio como la IOT; c) instaurar accesos venosos de grueso calibre para iniciar la perfusión de líquidos; d) evitar en la medida de lo posible la hipotermia, esta puede resultar mortal en este tipo de pacientes; e) evaluar de forma rápida a través de reglas sencillas la extensión y profundidad de las quemaduras pues aportarán claridad sobre el estado del paciente y posibilidad de supervivencia; y f) traslado del paciente gran quemado a un centro útil.