J.A. Sánchez Losada
El presente artículo trata de describir, a propósito de un caso real y reciente de accidente de múltiples víctimas, cómo la figura del �mando sanitario� puede tener un enfoque diferente comparando las interacciones entre los profesionales intervinientes con las que se producen en modelos basados en la denominada �inteligencia de enjambre� (1), que en general proporciona ideas que pueden ayudar a los seres humanos a gestionar situaciones complejas. Una colonia puede resolver problemas que individualmente son impensables para las hormigas, tales como encontrar el camino más corto a la mejor fuente de alimentos, la asignación de trabajadores a las distintas tareas, o la defensa de un territorio de los vecinos. Lo hacen con algo llamado la �inteligencia de enjambre�. La capacidad colectiva de estos animales radica en que, aunque ninguno como individuo capta el panorama general, contribuye al éxito del grupo. Una clave de una colonia de hormigas, por ejemplo, es que nadie ostenta el mando. No hay gestores ni jefes entre las hormigas obreras. Incluso con medio millón de hormigas, una colonia funciona bien con una falta aparente de gestión o mando. La receta se basa en innumerables interacciones individuales entre las hormigas que los científicos describen como un �sistema de auto organización�. Se valora en este artículo si esta teoría tiene cabida en la organización de las tareas sobre el escenario de un accidente con múltiples víctimas