La vejez es una realidad que suele ser rechazada por los que aún no han llegado a ella y, a menudo, mal vivida por los propios ancianos. En nuestra época, se ha puesto de manifiesto una recuperación por el interés que el anciano despierta. Interés por su estudio y análisis pero no por su aprovechamiento vital como había sucedido secularmente a lo largo de la historia. En la actualidad, de revisión y de reivindicación constantes de diversos y múltiples patrimonios mundiales, es necesario apostar por el reconocimiento que la vejez debe tener como patrimonio inmaterial de la humanidad.