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Carmen Rus Mansilla, Dolores Mesa Rubio, José Suárez de Lezo Cruz-Conde, Ana Rodríguez Almodóvar, Carmen Durán Torralbo, Mónica Delgado Ortega
Fundamento y objetivo: El ictus es una enfermedad de gran morbimortalidad. Hasta en un 40% de pacientes jóvenes no se llegaba a conocer la causa (ictus criptogénico) y las posibilidades terapéuticas eran escasas. Sin embargo, la ecocardiografía transesofágica (ETE) y el descubrimiento de nuevas causas de ictus están cambiando la actitud en estos pacientes. Pacientes y método: Se incluyó a 100 pacientes consecutivos de 55 años o menos ingresados en el Servicio de Neurología por ictus criptogénico a los que se les realizó ecocardiografía transtorácica y ETE. Resultados: La edad media (desviación estándar) fue 45,5 (9,7) años. La ETE fue normal en 49 pacientes y patológica en 51: foramen oval permeable (FOP) en 29 pacientes, aneurisma del septo interauricular (ASA) aislado en 1 paciente, FOP asociado a ASA en 12 pacientes, algún tipo de tumoración en 5 pacientes y ateromatosis aórtica de grado avanzado en 4 pacientes. Así, se encontró una causa de ictus en el 51% de los pacientes. Los hallazgos cambiaron la actitud clínica en 46 pacientes (90,2% de las ETE patológicas), por lo que se indicó tratamiento percutáneo en 38 pacientes, cirugía en 3 pacientes y la administración de anticoagulantes orales en 5 pacientes. Conclusiones: La ETE encontró al menos una anomalía que justificara el ictus en el 51% de los pacientes con ictus criptogénico y bajo riesgo cardiovascular. Este hallazgo produjo un cambio en la actitud clínica y terapéutica en el 90% de los pacientes con alguna alteración detectada por ETE. Esta técnica parece de utilidad para el diagnóstico y para la toma de decisiones terapéuticas en estos pacientes.
