El suicidio es el comportamiento consciente hacia la autodestrucción. Siempre hay una finalidad intencionada de quitarse la vida y la consiguiente muerte la producirá el propio sujeto. Los trastornos del estado de ánimo, y particularmente la depresión, son las principales causas de la mayoría de suicidios consumados, aunque determinados rasgos de personalidad (baja autoestima, desesperanza, introversión, neuroticismo, etc.) y el estrés se consideran factores predisponentes. Los comportamientos suicidas son, por tanto, un elemento básico de la rutina diaria en la psiquiatría de urgencias. Como consecuencia de todo ello, es fundamental la evaluación del paciente parasuicida en urgencias debido a la potencial gravedad del fenómeno y al aumento de la frecuencia de este tipo de comportamientos, con el fin de ofrecer una mejor orientación terapéutica, una derivación y un cumplimiento del tratamiento. La actuación enfermera requiere de un plan de cuidados específico que permita al paciente expresarse abiertamente con actitud acrítica y empática para mejorar la autoconfianza, la capacidad de afrontamiento de problemas y la disminución de la ansiedad.