Los avances en tecnología sanitaria han seguido, tradicionalmente, el principio hipocrático de sanar con el menor daño posible ("primun non nocere" - Hipócrates). El diagnóstico por imágenes del corazón se realiza por técnicas como la ecocardiografía, la cardioresonancia magnética, la tomografía PET y, en ocasiones, por tomografía computarizada (TC). Esta última técnica presenta importantes limitaciones y, en realidad, el órgano cardíaco se estudiaba secundariamente en los estudios del torax.
En la actualidad, los modernos aparatos de tomografía helicoidal multicorte o volumétrica multidetector y el gran avance de los sistemas informáticos, han permitido que la TC pueda ser aplicada en estudios angiográficos. Con estas premisas, la angiografía TC se ha erigido en un serio competidor de la tradicional angiografía por cateterización.
Mediante la angiografía TC pueden ser también estudiadas las arterias coronarias, pero esta técnica debe realizarse siguiendo un estricto protocolo.