José Miguel Gallego López, José Vicente Carmona Simarro, Juan Soliveres Ripoll, F.J. Gans Llorens
La adecuada circulación sanguínea es esencial para el mantenimiento adecuado de la perfusión miocárdica y sistémica. Cuando un paciente presenta trastornos de la función circulatoria y un estado alterado de su hemodinámica como consecuencia de hipovolemia, isquemia miocárdica, sobrecarga de volumen o trastornos mecánicos se debe identificar el problema para de esta forma actuar de forma rápida. La elección del tratamiento dependerá de la causa del déficit circulatorio y sobre todo del grado de descompensación hemodinámica del paciente.
Para aumentar el volumen minuto se utilizan dispositivos de asistencia circulatoria destinados al aumento del retorno venoso y la resistencia venosa. Por lo que el objetivo terapéutico deseado consistirá en generar una buena perfusión tanto miocárdica adecuada, como cerebral.
Uno de estos dispositivos es el balón de contrapulsación intra-aórtico (BCIA). El apoyo de la función cardiaca mediante el BCIA re realiza con el objetivo de mejorar el aporte de oxígeno al miocardio y reducir la carga de trabajo del corazón. Es un tratamiento agudo y de corto plazo para aquellos pacientes con fallo ventricular izquierdo o para mejorar la insuficiencia cardiaca irreversible.
Antes de atender y cuidar a un paciente portador de BCIA el personal de Enfermería debe conocer los principios de la técnica aséptica,anatomía y fisiología cardiovascular y sistema vascular periférico, principios de la monitorización hemodinámica y vigilancia del paciente crítico y sobre todo los principios de la contrapulsación,dado por supuesto que conocemos las técnicas correctas de asepsia (precauciones universales)y evaluación e interpretación de los signos vitales.