Es habitual la pérdida de apetito, trastornos de la deglución, tendencia al reflujo gastroesofágico, enlentecimiento de los movimientos intestinales, acumulación de gases y la impactación fecal; ello contribuye al incremento del riesgo de aparición de complicaciones potencialmente peligrosas como la obstrucción intestinal, que puede ocasionar necrosis o perforación de porciones variables del tubo digestivo, úlcera gastroduodenal, hemorroides y fisuras anales