Eva María Garcés Trullenque
La evaluación de las pacientes con trastornos de la conducta alimentaria debe ser extensa, minuciosa y realizarse por un equipo interdisciplinar. En los Trastornos de la Conducta Alimentaria, la valoración de la familia es una parte imprescindible del proceso diagnóstico, sobre todo cuando se trata de pacientes adolescentes.
La familia tiene un ciclo vital con gran cantidad de cambios, numerosas modificaciones y conflictos. Para la familia, el inicio de un trastorno de la conducta alimentaria constituye una situación de crisis imprevisible. Por tanto, ante esta situación inesperada en su seno se produce un periodo de desequilibrio. La aceptación del diagnóstico supone un fuerte impacto emocional en las familias que giran en torno al trastorno de la alimentación, produciéndose cambios en las relaciones. En otras ocasiones, ante el trastorno de su hijo, como consecuencia del desgaste de la familia y de la impotencia que sienten ante la enfermedad, los padres suelen reaccionar depresivamente.