Con la creación de la Unión Europea se eliminaron fronteras entre naciones y, con ellas, algunos controles que existían en materia de seguridad, salud pública, comercio y ejercicio profesional. Como res-puesta, se ha creado la Dirección General de Sanidad y Protección de Consumidores, que se encarga de establecer y coordinar políticas de implicación europea sobre estos temas, desarrollando oficinas responsables de la administración y puesta en marcha de programas específicos en salud pública. Sobresalen la lucha contra el cáncer, el tabaco, seguridad y salud ocupacional y el control de productos de consumo humano o animal, que se comercializan como tratamiento de enfermedades en la Unión Europea. Como principales logros tenemos; la reorganización ejecutiva y la tan importante recopilación, clasificación, homologación y divulgación de datos, como información asequible para gobiernos, empresas y ciudadanos. La inequidad en el acceso a los ser vicios de atención y el control de la factura sanitaria son los grandes fantasmas que acosan la sanidad mundial, y Europa no es la excepción, convirtiéndose así en los grandes retos políticos de salud de la futura Unión de los 27. En este artículo se discute el hecho de que el "laboratorio social" europeo en materia de salud pública navega por buenas aguas sin terminar de llegar a puerto.