M. Castellano-Gómez, Rafael Aleixandre Benavent , Juan Carlos Valderrama Zurián , Claudia Cristina Morales Manrique
Objetivo. Describir el concepto de calidad de vida (CV) y su relevancia para la evaluación de tratamientos en población drogodependiente, así como los instrumentos de medición más utilizados. También se plantean algunas consideraciones metodológicas a la hora de elaborar o seleccionar instrumentos de medición de CV y propuestas sobre el procedimiento de evaluación. Material y métodos. Se realizó una revisión no sistemática de los estudios clínicos y de los artículos de revisión sobre CV en población drogodependiente, incluidos en las bases de datos Medline, Science Citation Index, Social Science Citation Index, Psychinfo e IME. Resultados. La CV es utilizada frecuentemente como un indicador de los resultados terapéuticos y en la evaluación de los tratamientos. El abordaje de las necesidades autopercibidas del paciente está estrechamente relacionado con la mejora de calidad de vida. En población drogodependiente es necesario que tanto en las investigaciones como en la asistencia clínica se consideren la satisfacción y las necesidades autopercibidas en varias áreas de la vida. La mayoría de instrumentos de CV utilizados en estudios con drogodependientes se han centrado en la calidad de vida relacionada con la salud. En la elaboración de instrumentos de medición se recomienda aplicar los criterios del proyecto ePRO. Es conveniente una evaluación continuada de la calidad de vida y de las necesidades percibidas durante el tratamiento y tras el alta por la elevada probabilidad de recaída del paciente drogodependiente. Conclusiones. En población drogodependiente es necesario utilizar instrumentos de medición de CV que midan la satisfacción en varias áreas de vida, además de aquellas relacionadas con la salud, así como el registro y atención de las necesidades autopercibidas por su estrecha relación con la mejora de CV percibida. Una evaluación continuada de estos factores permitiría una atención más eficaz, una mejor comunicación entre el paciente y el profesional de la salud y una mayor comprensión del paciente drogodependiente.