Aunque el sedentarismo se reconoce como el factor de riesgo cardiovascular más prevalente en las sociedades industrializadas, los recursos sanitarios suelen centrarse en aspectos de prevención secundaria y terciaria, con abordajes farmacológicos, en lugar de favorecer las intervenciones en prevención primaria mediante la promoción de estilos de vida saludables. El artículo aborda lo esencial para promover la práctica de ejercicio entre nuestros pacientes.