Loy O. Bascue, Peter Bridge
El proceso de supervisión de la psicoterapia es una compleja red de consideraciones personales, profesionales y legales. La documentación escrita por el supervisor es un método de registrar lo que ocurre durante la supervisión. Este ensayo analiza el Formulario de Registro de la Supervisión (FRS) como posible modelo para este tipo de documentación y proporciona seis pautas adicionales para promover la uniformidad en el registro de las actividades de supervisión. No parece ser posible determinar de manera precisa lo importante que es la practica de la supervisión de la psicoterapia dentro de los muchos servicios proporcionados por los psicólogos. La literatura actual da un claro soporte a la afirmación que la supervisión es, como mínimo, una de las principales actividades profesionales (Holloway, 1987; Newman, 1981). Un artículo reciente de Hess (1987) ofrece quizás el argumento más firme a favor de la importancia para los psicólogos de la supervisión. En concreto, identifica tres factores que dan crédito a la noción que la supervisión es una actividad importante. En primer lugar, cita dos estudios de psicólogos que documentan que, en términos de tiempo empleado, y de entre las actividades analizadas, la supervisión se encuentra entre las diez primeras; en segundo lugar, argumenta que la formación en psicoterapia ha sido coherentemente incluida como componente importante de los planes de estudios de posgrado presentados en cada conferencia sobre formación de la APA (American Psychological Association) desde 1947; y en tercer lugar, afirma que en 1982 apareció la primera revista profesional dedicada a la supervisión (The Clinical Supervisor). En conjunto, el peso de esta información indica que la supervisión es una actividad profesional muy estimada. De hecho, no parece ilógico suponer que la mayoría de psicólogos tomarían como un cumplido ser considerados supervisores de psicoterapia, sobretodo por la idea de que la denominación de supervisor implica competencia y quizás incluso una mayor habilidad como terapeuta. Si se trabaja para una universidad o escuela profesional, es posible que la designación de supervisor sea vista de manera equivocada ya que se trata de una tarea que ha de realizarse pero que puede quitar tiempo que podría dedicarse actividades más valoradas como la solicitud de subvenciones y la elaboración de escritos. Además, es probable que en los programas de posgrado los supervisados sean, por lo general, terapeutas noveles, a quienes se supervisa por periodos de tiempo breves y que representan una variedad de intereses teóricos que a menudo no son coherentes con las habilidades del supervisor. Pero dentro de la comunidad profesional, la denominación de supervisor es en gran medida elogiosa. Ser llamado para supervisar en una escuela de posgrado, o a profesionales con menos experiencia que valoran la reputación y habilidades del supervisor, o ser supervisor en una asociación profesional como la Asociación Americana de Terapia Matrimonial y Familiar (AAMFT, American Association for Marriage and Family Therapy); todas ellas son cosas que significan, como mínimo, un pequeño cumplido. La importancia y la complejidad de la supervisión se reflejan tanto en la literatura clínica como en la de investigación. El texto sobre la supervisión del psicoanálisis realizado por Ekstein y Wallerstein (1958) hace treinta años es probablemente un punto de referencia en la literatura en tanto que reunió material sobre la teoría y la técnica de supervisión de la que probablemente era la teoría de tratamiento dominante del momento. El texto todavía se cita en la literatura como representativo de la perspectiva psicoanalítica de la supervisión. En el transcurso de estos años han surgido muchos más libros y artículos sobre el tema de la supervisión. Las últimas tendencias en este tipo de literatura incluyen, entre otros, material sobre técnicas y sobre la influencia de la tecnología audiovisual aplicada a la supervisión, la emergencia del desarrollo de modelos de supervisión (Worthington, 1987), la utilización de manuales de preparación para la supervisión (Luborsky, 1984) y la influencia del género sobre las dinámicas de supervirevista sión (Munson, 1987). Sin embargo, un área que no ha recibido demasiada atención en la literatura referente a la supervisión es la responsabilidad del supervisor. Esto es, la responsabilidad del supervisor de guardar esos registros y documentos que podrían utilizarse para explicar de manera sistemática las intenciones y acciones de una relación de supervisión. Los psicólogos son sensibles a la importancia de guardar los registros de los pacientes, clientes o incluso de las organizaciones para las que trabajan, pero no ha sido hasta hace poco que ha surgido la preocupación por la responsabilidad del supervisor (Slovenko, 1980). Actualmente es sabido que los supervisores son ética y legalmente responsables de sus acciones (Huber y Baruth, 1987), pero hay poca información y materiales disponibles que analicen de manera sistemática la responsabilidad potencial de los supervisores o que proporcione a éstos herramientas que sirvan para documentar de manera sistemática lo que ocurre durante la supervisión. En 1988, Bridge y Bascue desarrollaron en Formulario de Registro de la Supervisión (FRS) para registrar las actividades de supervisión (Bridge y Bascue, 1988). Siguiendo la misma línea, el propósito de este ensayo es recomendar e ilustrar un modelo de documentación de supervisión revisando el FRS. Aunque algunos supervisores puedan preferir desarrollar su propio formulario de registro, o incluso hacer el registro de manera redactada, una revisión del FRS servirá para identificar y ejemplificar una perspectiva del contenido y estilo considerados importantes para este tipo de documentación.