El periodo final de la vida, así como el de la muerte, constituyen uno de los hechos más significativos de la vida biológica y biográfica del ser humano. Por ello, los cuidados y la atención sanitaria en general, ante estas situaciones, han de formar parte de modo importantísimo del ejercicio de la Enfermería y de la Medicina. Los profesionales deben comprometerse a suministrar una atención humana y competente a los pacientes que están muriendo y a sus familias.
El nacimiento de los cuidados intensivos ha traído un cambio conceptual aparejado a grandes consecuencias. El viejo concepto de ¿muerte natural¿ ha ido siendo poco a poco sustituido por el de ¿muerte intervenida¿. Es aquí donde comenzaron los problemas éticos. ¿Quién tiene que decidir si se interviene o no? ¿A quién corresponden dichas decisiones de las que depende la vida y la muerte de las personas? Ésta fue una de las grandes cuestiones que dio origen al nacimiento de la Bioética.