La calidad es un término que, usado en materia de atención sanitaria, puede inducir un sentido engañoso a la ciudadanía, aumentando irracionalmente las expectativas de los usuarios en los resultados diagnósticos y terapéuticos, y por tanto su grado último de satisfacción. Hablar de calidad en la provisión, desde la óptica del ciudadano de la sanidad, debe cimentarse en tres pilares como son los derechos de atención sanitaria y la garantía de su cumplimiento, de información y de participación ciudadana. La conjugación de estos tres pilares puede alcanzar la auténtica calidad en la provisión de la sanidad con un alto grado de satisfacción. En las últimas décadas la sociedad europea, y aún más la española, ha experimentado una evolución importante, tanto en su formación como en la información que está desembocado en "consumidores socialmente responsables". Este cambio se ha traducido en un aumento de las exigencias sobre una mejor atención médica e impulsado mejoras en los derechos de los pacientes, y como consecuencia sus desarrollos legales. El cumplimiento de los derechos de los usuarios aumenta las garantías en la calidad en la provisión de la sanidad. En un Sistema tan complejo como el sanitario, donde el usuario se mueve en un ambiente ajeno, con otro léxico, ininteligible información, complejos métodos diagnósticos y terapéuticos, etc., no es infrecuente que se vulneren estos derechos y se tienda a continuar ofreciendo una asistencia paternalista, mucho más cómoda. Además, en situaciones de conflicto, se precisan, en muchas ocasiones, respuestas rápidas. Para dar solución a estas situaciones se han creado en algunas Comunidades Autónomas figuras de Defensores de Usuarios Sanitarios, con la finalidad de velar por los derechos y libertades de los mismos, con actuaciones ágiles para poder atender no solamente los casos individuales, puntuales, sino también los problemas detectados en materia sanitaria. Por tanto, aumentan las garantías de cumplimiento de los derechos de los usuarios.