La creación de las Unidades de Hospitalización Domiciliaria (en adelante UHD) como alternativa asistencial a la hospitalización tradicional, mediante un soporte legislativo (órdenes, decretos), que aporte consistencia al domicilio, pasa a considerarse el mejor lugar terapéutico y una extensión del hospital.
El paciente y su entorno más cercano, pasan a integrarse de nuevo en la comunidad. Aquí es donde cobra importancia la dimensión social de la hospitalización domiciliaria.
Este artículo pretende explicar cuál es y debe ser el papel del trabajador social integrado en un equipo de UHD, su reconocimiento legislativo, el perfil patológico del paciente atendido, las necesidades sociales que se plantean, las respuestas que ofrece el trabajador social, los niveles de intervención en los que actúa, así como los recursos sociales que se aplican, para finalizar con una conclusión a modo de reflexión en la que se hace hincapié en la importancia de que ambas instituciones - sanitarias y sociales - caminen de la mano en beneficio de nuestros pacientes, sus cuidadores y sus familias.