Lydia Feito Grande
La Enfermería, como la Medicina, es una práctica moral, lo que significa que incorpora una actitud o comportamiento ético (el cuidado excelente), basado en una virtud moral (la solidaridad y la preocupación por el bien de los seres humanos), que se ejerce conforme a patrones éticos (corrección técnica y moral) y por la que se exige responsabilidad. Se trata, por tanto, de una tarea apasionante en la que, ante todo, se produce una relación de comunicación entre personas, para la cual se exige una excelencia tanto técnica como humana.
Para poder articular una ética enfermera hay que saber qué es la ética y cuáles son sus características, conocimientos imprescindibles para poder entender que aquella no debe ser un mero recetario de normas de buena conducta, sino que debe ser un marco desde donde analizar los problemas éticos y, sobre todo, desde donde tomar decisiones razonadas y prudentes. Las aportaciones de Carol Gilligan son aceptadas por una buena parte de autoras dedicadas al estudio de la ética enfermera como una clave de interpretación de lo que supone la labor del cuidado profesional.
Las ideas aquí expresadas han sido desarrolladas con mayor amplitud por la autora de este artículo en su libro ¿Ética profesional de la enfermería. Filosofía de la enfermería como ética del cuidado¿.