Desde que la OMS propusiera una definición de la salud centrada en el bienestar, el cómo esta se percibe es una variable cuya importancia reconocen numerosos estudios epidemiológicos, sociales y psicológicos. Sin embargo, esta percepción depende no sólo de las interpretaciones subjetivas y personales, sino también de las representaciones culturales de la salud. En este sentido, el sexo es una categoría social de primer orden tanto a la hora de interpretar actitudes y valores diferenciales, distintos estilos de vida y comportamientos de riesgo para la salud, como a la hora de explicar determinadas contradicciones, por ejemplo las mujeres viven más tiempo que los hombres pero manifiestan encontrarse peor.
En este artículo se contextualizan estas diferencias mediante la encuesta de salud de un barrio urbano (Casablanca, Zaragoza), profundizando en las diferencias estadísticamente significativas de dicha percepción. Se describen los resultados obtenidos en los instrumentos destinados a medir la morbilidad, incapacidad y percepción del estado de bienestar. A tal fin, se entrevistó a 1.032 vecinos del distrito (nivel de confianza 95,5% y un margen de error de ±3 siendo p=50%) (497 hombres y 535 mujeres), recogiendo literalmente sus evaluaciones pertinentes en estas variables.