En el presente trabajo se realiza una revisión de los programas de jeringuillas en Europa, y en el Estado Español. Los programas de intercambio de jeringuillas (PIJs) se dirigen a la población usuaria de drogas por vía intravenosa (UDI) en consumo activo, facilitando material de inyección esterilizado, para minimizar el riesgo de contagio de virus transmisibles por sangre, asociados al uso compartido de dicho material. Tras los primeros programas de jeringuillas en Ámsterdam en 1984, varios países adhirieron a esta iniciativa. En el Estado Español surgen a partir del año 1989, principalmente desde asociaciones implicadas en la lucha contra el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA), extendiéndose a los programas de atención a toxicómanos y luego presentes en los planes autonómicos y nacionales, y, a partir de 1997, en algunas prisiones. En este trabajo analizamos las distintas modalidades de PIJ y las intervenciones que se llevan a cabo desde los programas, analizando sus fortalezas y debilidades, centrándose en modalidades de intervención especialmente innovadoras como los PIJs en farmacias o en prisión. Además de este recorrido histórico y de sus peculiaridades según los distintos modelos, se han revisado las evaluaciones que de estos dispositivos se han llevado a cabo, las cuales indican que los PIJs son efectivos y eficaces en la reducción de las tasas de virus de inmunodeficiencia humana (VIH) entre los consumidores, contactar con UDIs que no acceden a otros servicios, disminuir el número de jeringuillas usadas en circulación, ofrecer educación y consejo para un consumo más seguro, y posibilitar la entrada a tratamientos de drogodependencias. Se proponen algunos aspectos a tener en cuenta a la hora de implantar un programa de reducción de daños y riesgos de estas características, enmarcado en un abordaje comunitario, que combinase la prevención, el tratamiento y las estrategias de reducción de daños.