Sara del Río Paredes
En 2003 Greenpeace demostró la presencia de contaminantes químicos persistentes y bioacumulativos en muestras de polvo recogidas en hogares europeos. Otras investigaciones de Greenpeace revelaron que se pueden encontrar estas mismas sustancias en muchos productos de consumo cotidiano. Este informe cierra el ciclo presentando dos realidades inquietantes. La primera que muchas de las sustancias químicas encontradas en productos de consumo y en el polvo doméstico también están en el cuerpo humano, incluyendo a los nonatos y a los recién nacidos. La segunda que es probable que estos productos químicos tengan un efecto perjudicial en la salud humana, particularmente en la infantil.
El informe Legado Químico, de la Dra Catherine N Dorey, aúna las pruebas que ilustran cómo y por qué la infancia corre un especial riesgo ante los contaminantes químicos. Las pruebas presentadas por académicos, gobiernos e instituciones internacionales, no son fáciles de desestimar, ya que todas hacen una contribución específica al creciente banco de investigación internacional que refuerza la conclusi ón de este informe: la actual legislación no protege a la infancia del «ataque» químico que comienza desde el mismo momento de la concepci ón.
El estudio se centra en siete productos químicos clave: los alquilfenoles, el bisfenol A, los pirorretardantes bromados, los compuestos organoestánnicos, los ftalatos, las parafinas cloradas y los almizcles sintéticos; y demuestra la presencia de estas sustancias en los niños y niñas, el incremento de exposición de este grupo y el consecuente aumento de los posibles impactos en la salud, qué enfermedades están relacionadas con la exposición química y los impactos especí- ficos sobre la salud de los siete productos analizados.