C. Irurzun, M. Urtasun Ocariz, M. González, M. Recondo
Objetivo. Disminuir la variabilidad en el diagnóstico y tratamiento de la faringitis aguda y acercarlos a un estándar de calidad establecido.
Diseño. Estudio de intervención no controlado consistente en ciclos de mejora secuenciales.
Emplazamiento. Atención ambulatoria no programada (inmediata) de un servicio de clínica médica.
Participantes. De 2.764 visitas por faringitis y amigdalitis aguda se seleccionó al azar una muestra basal y muestras para 7 controles bimestrales, con un total de 910 visitas. Se incluyó a pacientes de ambos sexos con una edad >= 15 años asistidos por los 19 médicos que se ocupan de la atención inmediata. Se excluyeron 75 visitas (8,2%) por falta de datos.
Intervenciones. a) Elaboración del protocolo clínico; b) transmisión a los profesionales;
c) control de los indicadores cada 2 meses;
d) introducción de medidas correctoras después de la medición basal y de cada control, y comunicación a los profesionales de los resultados globales e individuales.
Mediciones principales. Se obtuvieron de la historia clínica electrónica los siguientes indicadores: uso de test rápido para la detección de estreptococos (UTRE), prescripción total de antibiótico (PTA), uso adecuado de antibiótico (UAA) y prescripción de antibiótico de primera elección (PAPE). Los respectivos estándares fueron adaptados de las normas internacionales, con el consenso de los profesionales que intervinieron, a saber: UTRE, 50%; PTA, 20%; UAA, 100%, y PAPE, 100%.
Análisis estadístico. Se analizó la variación temporal de los indicadores con la prueba de la *2 para la tendencia lineal.
Resultados. El UTRE aumentó significativamente desde un 30% basal hasta el estándar del 50% (p = 0,01). La PTA partió del 36% basal y no se observaron cambios significativos con la intervención (p = 0,53). El UAA mejoró significativamente desde el 34% basal a un 60-80% (p < 0,0001) y logró cerca de la mitad de la máxima mejora posible. La PAPE fue del 18% en la muestra basal y aumentó hasta aproximadamente el 75% en las últimas mediciones (p < 0,0001), alrededor de dos tercios de la mejora máxima posible.
Conclusiones. Si bien se observó un cambio en la conducta asistencial, se está todavía lejos del estándar establecido. Resulta necesario mantener el control de los índices y las intervenciones regulares y personalizadas hasta la consolidación de la práctica asistencial.