La enfermería de salud mental no nace como saber, sino como praxis, o sea, no nace de la teoría, de un ejercicio reflexivo sobre la naturaleza del cuidado, sino como una reacción violenta contra la indignidad humana. Utilizando la figura del portugués Juan Ciudad Duarte (San Juan de Dios), el autor desacraliza el personaje para presentarnos su lado más humano como reformador, situado en un contexto histórico que está marcado por la época (el humanismo renacentista) y el territorio (la recién conquistada Granada). Es a partir de los dos ejes culturales del Renacimiento, el pensamiento místico y la enfermedad de la melancolía, desde donde podemos aproximarnos al origen de los cuidados de salud mental en España. No se trata de una mística contemplativa, sino de una mística activa la que induce a Juan Ciudad a revelarse contra el orden establecido. Pero además lo hace utilizando la metáfora de la locura y del loco, en una época en que la melancolía estaba considerada como el mal de los iluminados, la enfermedad de los reformadores, de quienes habían traspasado la frontera de lo aceptable. Pensamiento místico y humor melancólico se convierten así en la fórmula magistral que hace culturalmente posible la renovación en el modelo de cuidados del enfermo mental en la España Moderna.