El objetivo de la terapia antirretroviral es mejorar la calidad de vida y la supervivencia de las personas afectadas por el VIH a través de la supresión de la replicación viral. Sin embargo uno de los problemas actuales es la aparición de cepas resistentes a los nuevos fármacos causadas por un incorrecto manejo del plan terapéutico; por una incorrecta adherencia de la persona al tratamiento.
Puesto que el éxito terapéutico dependerá, entre otros factores, y de forma importante del grado de implicación y compromiso de la persona afectada, se trata de identificar precozmente las posibles situaciones concomitantes (factores personales y de adicción, psico-sociales, relacionados con el tratamiento y sus posibles efectos secundarios, factores asociados a la propia enfermedad o incluso a la relación profesional-paciente) que puedan interferir en una correcta adhesión.
Para ello es necesaria la interacción multidisciplinar del equipo asistencial, y fundamental el trabajo de enfermería a la hora de detectar los posibles factores determinantes y la definición de estrategias de intervención consensuadas con la propia persona.
La cuantificación del grado de adherencia (medida en porcentaje) se valora a través de varios métodos directos e indirectos y se deberá tener en cuenta en la toma de decisiones terapéuticas pudiendo llegar a estar aconsejada la suspensión del tratamiento hasta conseguir concienciar a la persona afectada de la importancia de un correcto cumplimiento terapéutico