Mark A. Bellis, Karen Hughes
RESUMEN A lo largo de la historia, el consumo de drogas y de alcohol ha estado íntimamente ligado a la conducta sexual. A pesar de ello, sin embargo, casi todos los esfuerzos por mejorar la salud sexual y reducir los niveles de consumo de drogas y alcohol se ocupan de ambos problemas como si fueran independientes. Con una disponibilidad potencialmente mayor que nunca de sustancias que tienen efectos relacionados con el sexo, analizar los vínculos entre sexo y consumo de drogas se ha convertido en un factor crítico para tratar ambos problemas. En el presente estudio nos ocupamos de las relaciones entre alcohol, drogas y conducta sexual, incluyendo el consumo de afrodisíacos y facilitadores sexuales, de cómo las sustancias están cada vez más vinculadas a la violencia sexual, y de cómo el propio sexo puede ser un medio para obtener drogas. Analizamos cómo aquellos que consumen drogas y alcohol son sexualmente más activos, tienen más posibilidades de practicar un sexo poco seguro y, por ese motivo, mayor riesgo de enfermedades de transmisión sexual o de embarazos no deseados. Vemos cómo los servicios de asistencia para el consumo de drogas y la salud sexual pueden beneficiarse de un acercamiento entre ambos problemas. Finalmente, en el área de la prevención, estudiamos cómo los servicios de salud sexual pueden utilizar las imágenes relacionadas con la droga para dirigirse a quienes corren el riesgo de contraer enfermedades de transmisión sexual, y cómo esas iniciativas cada vez mayores en la prevención de drogas deben desafiar la imagen sexual de muchas substancias a fin de reducir su atractivo.
Palabras clave: uso recreativo de drogas, conductas de riesgo, practicas sexuales, enfermedades de transmisión sexual, prevención.