• El tratamiento del dolor en pediatría enfrenta múltiples obstáculos: institucionales (falta de protocolos, formación inadecuada), profesionales (creencias erróneas sobre el dolor en niños, temor a efectos adversos de medicamentos y desconfianza en las escalas de dolor) y del paciente (comunicación limitada, experiencias previas y factores emocionales como miedo).
• La evaluación precisa del dolor agudo en niños es esencial para ajustar el tratamiento a la intensidad y características del dolor, evitando complicaciones fisiológicas y emocionales derivadas de un subtratamiento o sobretratamiento.
• Es fundamental que la escala del dolor a utilizar esté adaptada a la edad, comprensión y estado del paciente, que la escala esté validada para el ámbito donde se usa y para el tipo de dolor que queremos medir.
• El tratamiento del dolor debe ser personalizado, considerando la intensidad, el historial analgésico del paciente y la causa subyacente, y puede incluir intervenciones farmacológicas, no farmacológicas o ambas.
• La elección de la vía de administración depende del dolor, el paciente y las circunstancias. La vía oral es preferida por comodidad y eficacia para dolor leve a moderado, mientras que las vías intranasal y transmucosa oral son ideales para fármacos liposolubles como el fentanilo en dolor intenso y de inicio rápido.