La dermatofitosis, conocida como «tiña», es un grupo de infecciones fúngicas que afectan la piel, el cabello y las uñas, causadas por hongos dermatofitos. La incidencia ha aumentado debido al envejecimiento de la población, el uso de antibióticos y corticosteroides, el viajero frecuente y la alta densidad en escuelas. Estas infecciones se transmiten por contacto directo con lesiones o a través de fómites.
Controlar los brotes en lugares como residencias de ancianos y escuelas es difícil debido al alto riesgo de transmisión y la vulnerabilidad de estas poblaciones. Los ancianos pueden tener un mayor riesgo por cambios en la piel, movilidad reducida y comorbilidades. En escuelas, la densidad de estudiantes y prácticas de higiene deficientes también favorecen la propagación.
Identificar brotes de forma temprana es clave para su control. Reconocer los casos iniciales permite implantar medidas para prevenir la diseminación. Sin embargo, los retos diagnósticos pueden surgir, especialmente en ancianos, ya que los síntomas pueden ser variados y atípicos.
Las medidas de control incluyen educar sobre higiene personal, identificar y tratar infectados, y limpiar y desinfectar el ambiente. Se debe enseñar la higiene de manos y evitar compartir objetos personales. En residencias, se recomiendan inspecciones regulares de la piel.
Los tratamientos varían según la gravedad de la infección y pueden incluir antifúngicos tópicos o sistémicos. La desinfección del ambiente es crítica, ya que los dermatofitos pueden sobrevivir mucho tiempo. Finalmente, la vigilancia continua es esencial para prevenir futuros brotes, lo que implica el seguimiento de casos nuevos y la formación sobre las estrategias de prevención.
Dermatophytosis, known as ringworm, is a group of fungal infections that affect the skin, hair, and nails, caused by dermatophyte fungi. The incidence has increased due to the aging of the population, the use of antibiotics and corticosteroids, frequent traveler ship, and high density in schools. These infections are transmitted by direct contact with lesions or through fomites.
Controlling outbreaks in places such as nursing homes and schools is difficult due to the high risk of transmission and the vulnerability of these populations. The elderly may be at increased risk for skin changes, reduced mobility, and comorbidities. In schools, student density and poor hygiene practices also favor spread.
Identifying outbreaks early is key to controlling them. Recognizing the initial cases allows measures to be implemented to prevent spread. However, diagnostic challenges can arise, especially in the elderly, as symptoms can be varied and atypical.
Control measures include educating about personal hygiene, identifying and treating infected people, and cleaning and disinfecting the environment. Hand hygiene should be taught and sharing personal objects should be avoided. In nursing homes, regular skin inspections are recommended.
Treatments vary depending on the severity of the infection and may include topical or systemic antifungals. Disinfection of the environment is critical, as dermatophytes can survive for a long time. Finally, continuous surveillance is essential to prevent future outbreaks, which involves monitoring new cases and training on prevention strategies.