Estefanía Ndjou'ou Murillo, María Inés Arbués Pascual, María Carmen Albiac Cubeles, Rosana Gracia Marcén, Almudena Basallo Vea Murguía, David Sancho Guillén
La epilepsia es una enfermedad neurológica crónica que afecta a millones de personas en todo el mundo. Se caracteriza por convulsiones recurrentes y no provocadas, que son episodios de actividad eléctrica cerebral anormal. Estas convulsiones pueden variar en su presentación, desde episodios breves de ausencia o miradas fijas hasta convulsiones tónico-clónicas más dramáticas con pérdida de conocimiento y movimientos corporales no incontrolables. La causa exacta de la epilepsia a menudo se desconoce, pero puede ser el resultado de factores genéticos, lesiones cerebrales, e incluso tumores¹.
El diagnóstico de la epilepsia generalmente implica una combinación de la historia clínica del paciente, un examen neurológico, un electroencefalograma para registrar la actividad eléctrica cerebral y, en ocasiones, estudios de neuroimagen como la resonancia magnética también llamada RM para identificar posibles anomalías estructurales en el cerebro. El tratamiento principal para la epilepsia son los fármacos antiepilépticos (FAE), que ayudan a controlar o reducir la frecuencia y la gravedad de las convulsiones en la mayoría de los pacientes. La elección del FAE depende del tipo de epilepsia, la edad del paciente y otros factores individuales.
Epilepsy is a chronic neurological disorder that affects millions of people worldwide. It is characterized by recurrent, unprovoked seizures, which are episodes of abnormal electrical activity in the brain. These seizures can vary in presentation, from brief episodes of absence or staring spells to more dramatic tonic-clonic seizures with loss of consciousness and uncontrolled body movements. The exact cause of epilepsy is often unknown, but it can result from genetic factors, brain injuries, or even tumors.
The diagnosis of epilepsy generally involves a combination of the patient’s medical history, a neurological examination, an electroencephalogram (EEG) to record brain electrical activity, and sometimes coma. Neuroimaging studies such as magnetic resonance imaging (MRI) are also used to identify possible structural abnormalities in the brain. The main treatment for epilepsy is antiepileptic drugs (AEDs), which help control or reduce the frequency and severity of seizures in most patients. The choice of AED depends on the type of epilepsy, the patient’s age, and other individual factors.