Carlos Franco Abad, Jaime Coromina Nestares, Alba Pérez Millas, María Jiménez Trasobares, Sonia Delgado García, Sergio Lacámara Laborda
La rotura traqueal es una complicación infrecuente de la intubación orotraqueal. Se han descrito múltiples factores de riesgo anatómicos y mecánicos asociados a su etiología. Su clínica puede tener un inicio insidioso dificultando su diagnóstico, manifestándose desde un cuadro autolimitado con disnea y enfisema subcutáneo hasta un cuadro potencialmente letal. La sospecha clínica precoz es la clave para el diagnóstico. La laceración traqueal es una complicación infrecuente pero potencialmente grave de la intubación orotraqueal. Su diagnóstico precoz es crucial para evitar complicaciones fatales y establecer un tratamiento adecuado. En este contexto, las técnicas de imagen, como la radiografía de tórax y la tomografía computarizada (TAC), desempeñan un papel fundamental en la identificación de signos sugestivos de lesión traqueal, como el enfisema subcutáneo y el neumomediastino, siendo el patrón de oro para la confirmación diagnóstica, la realización de una fibrobroncoscopia. El tratamiento varía desde un manejo conservador o quirúrgico en casos de inestabilidad clínica del paciente.
Tracheal rupture is an uncommon complication of orotracheal intubation. Multiple anatomical and mechanical risk factors associated with its etiology have been described. Its clinical presentation may have an insidious onset, making diagnosis challenging, and can range from a self-limiting condition with dyspnea and subcutaneous emphysema to a potentially life-threatening scenario. Early clinical suspicion is key to diagnosis.
Tracheal laceration is a rare but potentially severe complication of orotracheal intubation. Early diagnosis is crucial to prevent fatal complications and to establish appropriate treatment. In this context, imaging techniques such as chest radiography and computed tomography (CT) play a fundamental role in identifying suggestive signs of tracheal injury, such as subcutaneous emphysema and pneumomediastinum. The gold standard for diagnostic confirmation, however, is fiberoptic bronchoscopy. Treatment options range from conservative management to surgical intervention in cases of clinical instability.