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María José Baquero Jaramillo
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Jessica Lizeth Gómez Valverde
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Pamela Carolina Tufiño Sánchez
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Daniela Karina Guerrón Revelo
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Quito, Ecuador
Se presenta un caso clínico que ilustra el reto diagnóstico entre una metástasis cerebral única y un hemangioblastoma, enfatizando el papel crucial de la resonancia magnética (RM) en la diferenciación entre ambas entidades. Las lesiones cerebrales únicas, especialmente en pacientes sin antecedentes oncológicos, pueden ser difíciles de clasificar. Este informe describe a una paciente de 66 años con síntomas neurológicos inespecíficos y una lesión cerebelosa única que inicialmente se sospechó como hemangioblastoma. Sin embargo, estudios avanzados de imagen y la evolución clínica llevaron al diagnóstico definitivo de metástasis de adenocarcinoma gástrico.
El estudio destaca la utilidad de la RM con contraste y técnicas avanzadas como la espectroscopía, la perfusión y la difusión, que permiten caracterizar mejor las lesiones y diferenciar tumores primarios como el hemangioblastoma de lesiones metastásicas. El hemangioblastoma, aunque benigno y vascularizado, puede simular una metástasis debido a su patrón radiológico, especialmente cuando se presenta en adultos mayores, fuera del contexto típico de la enfermedad de Von Hippel-Lindau.
El diagnóstico diferencial adecuado permite establecer un tratamiento más preciso y eficaz. En este caso, la identificación de la lesión gástrica como primario permitió una intervención quirúrgica y la confirmación histopatológica del origen metastásico. El artículo concluye que ante una lesión cerebelosa única debe mantenerse una perspectiva amplia, considerando tanto tumores primarios como metástasis, siendo fundamental el trabajo colaborativo entre radiólogos, oncólogos, neurocirujanos y patólogos. La RM, con sus múltiples herramientas, se reafirma como la técnica de elección para orientar el diagnóstico y manejo clínico de estos casos complejos.
A clinical case is presented that illustrates the diagnostic challenge between a solitary brain metastasis and a hemangioblastoma, emphasizing the crucial role of magnetic resonance imaging (MRI) in distinguishing between the two entities. Solitary brain lesions, particularly in patients without known cancer history, can be difficult to classify. This report describes a 66-year-old female patient with nonspecific neurological symptoms and a single cerebellar lesion initially suspected to be a hemangioblastoma. However, advanced imaging studies and clinical evolution led to the definitive diagnosis of metastatic mucinous adenocarcinoma originating from the stomach.
The study highlights the utility of contrast-enhanced MRI and advanced techniques such as spectroscopy, perfusion, and diffusion imaging, which allow for better lesion characterization and help differentiate primary tumors like hemangioblastomas from metastatic lesions. Hemangioblastomas, though benign and highly vascular, can mimic metastases due to their radiological appearance, especially when occurring in older adults outside the typical context of Von Hippel-Lindau disease.
An accurate differential diagnosis enables more precise and effective treatment planning. In this case, the identification of the gastric lesion as the primary tumor led to surgical intervention and histopathological confirmation of the metastatic origin. The article concludes that in the presence of a solitary cerebellar lesion, clinicians must maintain a broad diagnostic perspective, considering both primary tumors and metastases. Multidisciplinary collaboration among radiologists, oncologists, neurosurgeons, and pathologists is essential. MRI, with its multiple imaging tools, remains the preferred modality for guiding diagnosis and clinical management of these complex cases.