Beatriz Pérez Laencina, Miguel Navasal Cortés, Laura Pérez Laencina
Se presenta el caso de una mujer de 35 años sin antecedentes de interés, con índice de masa corporal (IMC) de 34, que acude a su médico de atención primaria (MAP) por episodios de cefalea occipitofrontal, visión desenfocada y pérdida de visión de 10 segundos de duración relacionados con los movimientos cefálicos y que mejoraron con la administración de Naproxeno. Con este tratamiento, únicamente persistía una leve cefalea que aparecía con una periodicidad semanal.
Tras 8 meses, la paciente acude a oftalmología de forma ambulatoria para estudio de la visión borrosa. Se objetiva papiledema bilateral, por lo que se decide derivación a urgencias por sospecha de una hipertensión intracraneal en remisión espontánea ocular. Finalmente se ingresa en el servicio de neurología para estudio.
Se amplía la anamnesis y el estudio mediante varias pruebas complementarias (analítica, punción lumbar, estudio neurosonológico, tomografía computarizada (TC) y resonancia magnética (RMN)), descartando lesión estructural intracraneal, hidrocefalia u otras causas. Por tanto, dada la presencia de papiledema, una exploración neurológica y una neuroimagen anodinas y siendo la composición del líquido cefalorraquídeo (LCR) normal con una presión de apertura de 35cmH20 (≥25cmH20), se establece el diagnóstico definitivo de hipertensión intracraneal idiopática (HII).
We present the case of a 35-year-old woman with no relevant medical history and a body mass index (BMI) of 34, who consulted her primary care physician due to episodes of occipitofrontal headache, blurred vision, and transient vision loss lasting approximately 10 seconds, associated with head movements. These symptoms improved with naproxen, after which only mild, weekly headaches persisted.
After eight months, the patient attended an outpatient ophthalmology consultation for evaluation of blurred vision. Bilateral papilledema was observed, leading to her referral to the emergency department due to suspected intracranial hypertension with spontaneous ocular remission. She was subsequently admitted to the neurology department for further evaluation.
An extended clinical history and comprehensive diagnostic work-up were performed, including blood tests, lumbar puncture, neurosonology, cranial computed tomography (CT), and magnetic resonance imaging (MRI), all of which ruled out intracranial structural lesions, hydrocephalus, or other secondary causes. Given the presence of papilledema, a normal neurological examination and neuroimaging, and cerebrospinal fluid (CSF) with normal composition but elevated opening pressure (35 cmH₂O; ≥25 cmH₂O), a final diagnosis of idiopathic intracranial hypertension (IIH) was established.