Victoria Alcaine Omedas, Lucía Bello Murillo, Carlota Corthay Aznárez, Andrea Güell Cardeñosa, Marina Gutiérrez Modrego, Adriana Hidalgo Machado
La prostatectomía, especialmente en su forma radical, es una intervención quirúrgica destinada al tratamiento del cáncer de próstata localizado. Se trata de una cirugía mayor que implica la extirpación completa de la glándula prostática y, en muchos casos, de estructuras adyacentes. A pesar de los avances técnicos y la incorporación de la cirugía mínimamente invasiva, el procedimiento conlleva importantes desafíos postoperatorios que requieren una atención integral por parte del equipo de salud, en especial del personal de enfermería.
Los cuidados postoperatorios incluyen el manejo adecuado de la herida quirúrgica, la vigilancia de signos de infección, la movilización precoz, y el control del dolor. Además, es fundamental prevenir complicaciones tanto agudas —como infecciones, hemorragias, tromboembolismo o retención urinaria— como a largo plazo, incluyendo incontinencia urinaria, disfunción eréctil, estenosis uretral y alteraciones emocionales. El papel de la enfermería se centra en ofrecer cuidados personalizados, educar al paciente sobre hábitos saludables, controlar el cumplimiento del tratamiento médico y brindar apoyo psicológico.
Asimismo, una alimentación equilibrada, rica en fibra y adecuada hidratación, junto con la promoción del ejercicio físico, son componentes clave en la recuperación y prevención de complicaciones. El enfoque multidisciplinario y el seguimiento continuo son determinantes para lograr una reintegración exitosa del paciente a su vida diaria y preservar su calidad de vida.
Prostatectomy, especially its radical form, is a surgical procedure intended for the treatment of localized prostate cancer. It is a major surgical procedure that involves the complete removal of the prostate gland and, in many cases, adjacent structures. Despite technical advances and the incorporation of minimally invasive surgery, the procedure entails significant postoperative challenges that require comprehensive care from the healthcare team, especially the nursing staff.
Postoperative care includes proper management of the surgical wound, monitoring for signs of infection, early mobilization, and pain control. Furthermore, it is essential to prevent both acute complications—such as infections, bleeding, thromboembolism, or urinary retention—and long-term complications, including urinary incontinence, erectile dysfunction, urethral stricture, and emotional disturbances. The nursing role focuses on providing personalized care, educating the patient about healthy habits, monitoring adherence to medical treatment, and providing psychological support.
Likewise, a balanced diet rich in fiber and adequate hydration, along with promoting physical exercise, are key components in recovery and preventing complications. A multidisciplinary approach and ongoing follow-up are crucial for achieving a successful return to daily life and preserving the patient’s quality of life.