Alicia Mas Álvarez, Sonsoles María Iglesias Constante, Vanessa Pérez Gamazo, Susana Teresa Lacasa Viscasillas, Pablo Aguilar Baines, Marta Mimbrera Jericó
La piel es el órgano más extenso del cuerpo, y el manejo de sus lesiones es fundamental en el ámbito sanitario. Las heridas representan un desafío que implica un impacto tanto en la calidad de vida de los pacientes como en los sistemas de salud. La Terapia de Presión Negativa (TPN), surgida en los años 90, es una técnica que utiliza presión subatmosférica para favorecer la cicatrización. Consiste en la colocación de una esponja de poliuretano en la herida, que se cubre con un apósito adhesivo y se conecta a un dispositivo que ejerce el vacío. La TPN promueve la vasodilatación capilar y el aporte de nutrientes y oxígeno, lo que acelera la epitelización. También mejora el control del exudado, elimina sustancias dañinas del lecho de la herida, reduce la inflamación y aproxima los bordes de la herida, es eficaz en la gestión del olor y la carga bacteriana. Todo ello reduce las posibles complicaciones que puedan derivar del proceso de cura de una herida y acorta los tiempos de cicatrización con respecto a la cura tradicional. Sus indicaciones incluyen heridas crónicas complejas, heridas agudas como quemaduras, dehiscencias quirúrgicas o heridas altamente exudativas entre otras. Aunque beneficiosa, requiere una valoración inicial del paciente y presenta contraindicaciones específicas. La TPN reduce el tiempo de cicatrización y los costos hospitalarios. A pesar de que requiere una inversión inicial alta, sus ventajas a largo plazo son significativas tanto a nivel de gestión de recursos sanitarios como en el ámbito de la calidad de vida del paciente.
The skin is the body’s largest organ, and managing its lesions is fundamental in healthcare. Wounds pose a challenge that impacts both patients’ quality of life and healthcare systems. Negative Pressure Wound Therapy (NPWT), which emerged in the 1990s, is a technique that uses subatmospheric pressure to promote healing. It involves placing a polyurethane sponge in the wound, covering it with an adhesive dressing, and connecting it to a device that applies the vacuum. NPWT promotes capillary vasodilation and the delivery of nutrients and oxygen, which accelerates epithelialization. It also improves exudate control, removes harmful substances from the wound bed, reduces inflammation, and approximates the wound edges. It’s effective in managing odor and bacterial load. All of this reduces potential complications that may arise from the wound healing process and shortens healing times compared to traditional wound care. Its indications include complex chronic wounds, acute wounds like burns, surgical dehiscences, or highly exudative wounds, among others. Although beneficial, it requires an initial patient assessment and has specific contraindications. NPWT reduces healing time and hospital costs. Despite requiring a high initial investment, its long-term advantages are significant, both in terms of healthcare resource management and patient quality of life.