Lucía Bello Murillo, Carlota Corthay Aznárez, Andrea Güell Cardeñosa, Marina Gutiérrez Modrego, Adriana Hidalgo Machado, Victoria Alcaine Omedas
El accidente cerebrovascular (ACV) es una de las principales causas de discapacidad y muerte en el mundo. Se clasifica en dos tipos: isquémico, que ocurre por la obstrucción de los vasos sanguíneos, y hemorrágico, debido a la ruptura de estos. Los factores de riesgo incluyen hipertensión, diabetes, dislipidemia, obesidad, sedentarismo y consumo de alcohol y tabaco. Las manifestaciones clínicas varían según la zona cerebral afectada, siendo comunes síntomas como déficit motor, alteraciones en el lenguaje, pérdida de visión, cefalea y confusión mental.
El diagnóstico se realiza mediante pruebas neurológicas y estudios de imagen como la tomografía y resonancia magnética. El tratamiento varía según el tipo de ACV; en el isquémico se usan trombolíticos y tratamientos endovasculares, mientras que el hemorrágico requiere el control de la presión arterial y, en algunos casos, cirugía. Los cuidados de enfermería son esenciales para monitorizar al paciente, prevenir complicaciones como el tromboembolismo o la neumonía por aspiración, y promover la rehabilitación temprana para recuperar la función motora.
La prevención del ACV incluye el control de factores de riesgo, como la hipertensión y la diabetes, así como la promoción de hábitos saludables. La educación al paciente y la familia es clave para mejorar la calidad de vida y evitar recurrencias.
Cerebrovascular accident (CVA) is one of the leading causes of disability and death worldwide. It is classified into two types: ischemic, caused by the blockage of blood vessels, and hemorrhagic, due to the rupture of these vessels. Risk factors include hypertension, diabetes, dyslipidemia, obesity, sedentary lifestyle, and the consumption of alcohol and tobacco. Clinical manifestations vary depending on the affected brain area, with common symptoms such as motor deficits, speech disturbances, vision loss, headache, and mental confusion.
Diagnosis is made through neurological tests and imaging studies such as CT and MRI scans. Treatment varies depending on the type of CVA; in ischemic CVA, thrombolytics and endovascular treatments are used, while hemorrhagic CVA requires blood pressure control and, in some cases, surgery. Nursing care is essential for monitoring the patient, preventing complications such as venous thromboembolism or aspiration pneumonia, and promoting early rehabilitation to recover motor function.
CVA prevention includes controlling risk factors such as hypertension and diabetes, as well as promoting healthy habits. Patient and family education is crucial to improving quality of life and preventing recurrence.