Sara Esteban Muñoz, Mario Rodríguez Vara, Fátima Gonzalo Hernández, Natalia Lázaro Martínez, Sandra Lázaro Martínez
Introducción: El aislamiento social se define como la disminución significativa de cantidad y calidad de contacto con las personas que componen nuestra red social. Esta situación está estrechamente ligada con la depresión y ambas actúan de manera sinérgica potenciando su sintomatología y disminuyendo la calidad de vida de la persona. La depresión y el aislamiento social son situaciones muy prevalentes y que afectan especialmente a la población mayor. La prevalencia de depresión en ancianos es del 13,5% a nivel mundial, y un 21,4% de mayores de 65 años sufren aislamiento social. Datos preocupantes, que, sumado a un notable envejecimiento de la población, hace que sean objeto de importancia para las intervenciones médicas. La variable sintomatología de la depresión, sumado al déficit de conocimiento acerca de ella, hace que sea una enfermedad infradiagnosticada, además de ser confundida con el proceso normal de envejecimiento. El papel de enfermería en atención primaria es clave para identificar situaciones de aislamiento y depresión, es por ello de gran importancia que conozcamos cuales son los factores de riesgo asociados a ambas situaciones y cómo debemos actuar en caso de detectarlos.
Objetivo: Implantar un plan de cuidados para disminuir la tasa de depresión y aislamiento social en ancianos mayores de 65 años y facilitar su manejo desde atención primaria.
Conclusiones: La gran prevalencia de aislamiento social y depresión en los mayores de 65 años, así como la asociación de estas situaciones a la ideación suicida, hace que sea de gran importancia la actuación de manera precoz. Quedando evidenciada la importancia del papel de enfermería en el cuidado y mejora en la calidad de vida de los ancianos en dicha situación, mediante una atención integral, centrándonos en el apoyo, la escucha y el autocuidado durante todo el proceso.
Introduction: Social isolation is defined as a significant decrease in the quantity and quality of contact with the people who make up our social network. This situation is closely linked to depression and both act synergistically, increasing its symptomatology and reducing the quality of life of the person. Social isolation and depression are very prevalent situations that especially affect the elderly population. The prevalence of depression in the elderly is 13.5% worldwide and 21.4% of people over 65 years of age feel lonely. These are worrying figures, which, together with a notable ageing of the population, make them the object of importance for medical interventions. The variable symptomatology of depression, together with the lack of knowledge about it, makes it an under-diagnosed illness, as well as being confused with the normal ageing process. The role of primary care nurses is key to identifying situations of isolation and depression, which is why it is of great importance that we know what the risk factors associated with both situations are and how we should act in the event of detecting them.
Objective: To implement a care plan to reduce the rate of depression and social isolation in the elderly over 65 years of age and to facilitate their management in primary care.
Conclusions: The high prevalence of social isolation and depression in the over 65s, as well as the association of these situations with suicidal ideation, makes early action of great importance. The importance of the role of nursing in the care and improvement of the quality of life of the elderly in this situation is evident, through comprehensive care, focusing on support, listening and self-care throughout the process.