La enfermedad hepática metabólica grasa (EHMG) es la patología hepática más prevalente a nivel global, afectando a aproximadamente un 25% de la población mundial, con una mayor prevalencia en el Medio Oriente. Se caracteriza por la acumulación excesiva de grasa en el hígado, sin otras causas conocidas. La EHMG abarca un espectro que va desde la esteatosis simple hasta la esteatohepatitis no alcohólica (EHNA), que puede evolucionar hacia cirrosis y carcinoma hepatocelular. Esta enfermedad es parte de un trastorno multisistémico relacionado con el síndrome metabólico y la resistencia a la insulina, estando asociada a la obesidad y aumentando el riesgo cardiovascular.
La EHMG está frecuentemente infradiagnosticada y mal tratada, lo que representa un reto para la salud pública. La prevalencia de la enfermedad cardiovascular es elevada en pacientes con EHMG, quienes también presentan mayor riesgo de afectaciones extrahepáticas. Un caso clínico ilustra la detección de esta enfermedad en un paciente de 47 años con obesidad y factores de riesgo cardiovascular. El seguimiento incluye recomendaciones de cambios en el estilo de vida, como deshabituación tabáquica, ejercicio y dieta mediterránea, junto con el uso de fármacos como metformina y semaglutida.
El diagnóstico de EHMG se realiza a través de análisis de sangre, ecografía y elastografía hepática, con el índice FIB-4 como herramienta para evaluar la fibrosis hepática. El tratamiento se enfoca en cambios en el estilo de vida y el control de factores de riesgo cardiovascular, y en algunos casos, fármacos como pioglitazona o análogos de GLP-1. La detección temprana y el tratamiento adecuado son clave para mejorar el pronóstico de los pacientes con EHMG, y se requieren más investigaciones sobre la enfermedad.
Metabolic liver disease (MLD) is the most prevalent liver pathology globally, affecting approximately 25% of the world’s population, with higher prevalence in the Middle East. It is characterized by excessive fat accumulation in the liver, without other known causes. MLD encompasses a spectrum ranging from simple steatosis to non-alcoholic steatohepatitis (NASH), which can progress to cirrhosis and hepatocellular carcinoma. This disease is part of a multisystem disorder related to metabolic syndrome and insulin resistance, associated with obesity, and increasing cardiovascular risk.
MLD is often underdiagnosed and poorly treated, posing a public health challenge. The prevalence of cardiovascular disease is high in patients with MLD, who are also at increased risk for extrahepatic complications. A clinical case illustrates the detection of this disease in a 47-year-old patient with obesity and cardiovascular risk factors. The follow-up includes lifestyle recommendations, such as smoking cessation, exercise, and a Mediterranean diet, along with the use of medications like metformin and semaglutide.
The diagnosis of MLD is made through blood tests, ultrasound, and liver elastography, with the FIB-4 index being used as a tool to assess liver fibrosis. Treatment focuses on lifestyle changes and controlling cardiovascular risk factors, and in some cases, medications like pioglitazone or GLP-1 analogs. Early detection and proper treatment are key to improving the prognosis of patients with MLD, and further research on the disease is needed.