Varón de 48 años, ganadero y exfumador, sin antecedentes de interés ni tratamiento habitual, que presenta un cuadro de 48 horas de evolución caracterizado por lesiones cutáneas ulceradas en axilas y región cervical, picos febriles y diarrea mucosa. En la exploración destaca fiebre de 39ºC, eritema facial, inyección conjuntival y abscesos con escara necrótica en la axila derecha y lesiones satélite. Las pruebas complementarias muestran hemocultivos negativos, cultivo cutáneo con Staphylococcus lugdunensis y PCR para Bacillus anthracis negativa. Inicialmente se sospecha carbunco cutáneo, por lo que es derivado a enfermedades infecciosas y se notifica como enfermedad de declaración obligatoria.
Ante la sospecha de pioderma gangrenoso, se realiza una colonoscopia que muestra ulceraciones profundas y afectación difusa de la mucosa colónica, confirmándose el diagnóstico de colitis ulcerosa. Se inicia tratamiento con corticoides a dosis altas con buena evolución. Este caso subraya la importancia del diagnóstico diferencial en ulceraciones cutáneas atípicas, especialmente en pacientes con manifestaciones sistémicas sugerentes de enfermedad inflamatoria intestinal.
La colitis ulcerosa es una enfermedad inflamatoria crónica del intestino grueso, que puede presentar complicaciones extraintestinales como el pioderma gangrenoso, una dermatosis neutrofílica caracterizada por úlceras cutáneas dolorosas. Este caso es un ejemplo de cómo una manifestación cutánea puede ser la primera señal de una enfermedad sistémica subyacente, y destaca la necesidad de una evaluación exhaustiva y un enfoque multidisciplinario en el manejo de estos pacientes. La identificación temprana de manifestaciones extraintestinales permite un manejo más eficaz y evita tratamientos innecesarios que podrían retrasar la intervención adecuada.
En conclusión, este caso clínico pone de manifiesto la importancia del diagnóstico diferencial en la práctica clínica, y cómo la consideración de enfermedades inflamatorias intestinales en el contexto de úlceras cutáneas atípicas puede guiar a un diagnóstico y tratamiento oportunos, mejorando así el pronóstico del paciente.
48-year-old male, a livestock farmer and former smoker, with no relevant medical history or regular treatment, presenting with a 48-hour history of ulcerated skin lesions in the axillary and cervical regions, febrile spikes, and mucoid diarrhea. On examination, he has a fever of 39°C, facial erythema, conjunctival injection, and abscesses with necrotic eschar in the right axilla with satellite lesions.
Complementary tests reveal negative blood cultures, a skin culture positive for Staphylococcus lugdunensis, and a negative PCR for Bacillus anthracis. Cutaneous anthrax is initially suspected, prompting referral to the infectious diseases department and notification as a notifiable disease.
Given the suspicion of pyoderma gangrenosum, a colonoscopy is performed, revealing deep ulcerations and diffuse colonic mucosal involvement, confirming a diagnosis of ulcerative colitis. High-dose corticosteroids are initiated with good clinical response.
This case highlights the importance of differential diagnosis in atypical cutaneous ulcerations, particularly in patients with systemic manifestations suggestive of inflammatory bowel disease (IBD).
Ulcerative colitis is a chronic inflammatory disease of the large intestine, which may present with extraintestinal complications, such as pyoderma gangrenosum, a neutrophilic dermatosis characterized by painful skin ulcers. This case exemplifies how a cutaneous manifestation can be the first sign of an underlying systemic disease, emphasizing the need for thorough evaluation and a multidisciplinary approach in managing these patients.
Early identification of extraintestinal manifestations enables more effective management and prevents unnecessary treatments that could delay appropriate intervention.
In conclusion, this case underscores the importance of differential diagnosis in clinical practice and how considering inflammatory bowel diseases in the context of atypical cutaneous ulcers can lead to timely diagnosis and treatment, ultimately improving patient outcomes.