Las infecciones de la columna vertebral han incrementado su incidencia y complicaciones, dados por el cambio en el perfil epidemiológico del paciente, así como también la mejora en los métodos diagnósticos de imagen1.
Los principales factores de riesgo para el desarrollo de estas entidades incluyen un estado inmunológico deteriorado y la introducción de procedimientos intervencionistas que inoculan gérmenes directos en el raquis. El principal germen involucrado es el Staphylococcus aureus en casi la mitad de los pacientes2.
Se tiene una incidencia del 0.5 al 15% de infecciones de la columna vertebral debidas a procedimientos quirúrgicos. Dependiendo si la infección se produce antes de los 3 meses o después se clasifica como precoz o crónica3.
La principal vía de diseminación es la hematógena por infecciones urinarias, dérmicas o respiratorias generando un patrón de espondilodiscitis, en cambio en la diseminación no hematógena se encuentra la contaminación por contigüidad de tejidos adyacentes, y el trauma directo o cirugía también constituyen un método de inoculación directa4.
Entre varias formas de presentación de la enfermedad tenemos a la espondilodiscitis, los abscesos paravertebrales, epidurales y la artritis facetaria séptica. En este artículo nos centraremos principalmente en los abscesos paravertebrales2.
Los abscesos epidurales y paravertebrales en resonancia se observan como lesiones hipointensas en T1, hiperintensas en T2 y STIR, además de un realce periférico tras el medio de contraste2.
Spinal infections have increased in incidence and complications due to changes in the epidemiological profile of patients and improved diagnostic imaging methods1.
The main risk factors for the development of these conditions include a weakened immune status and the introduction of interventional procedures that inoculate germs directly into the spine. The main germ involved is Staphylococcus aureus in almost half of patients2.
The incidence of spinal infections due to surgical procedures ranges from 0.5% to 15%. Depending on whether the infection occurs before or after 3 months, it is classified as early or chronic3.
The main route of dissemination is hematogenous through urinary, skin, or respiratory infections, generating a pattern of spondylodiscitis. Non-hematogenous dissemination, on the other hand, involves contamination by contiguity of adjacent tissues, and direct trauma or surgery are also a method of direct inoculation4.
Among the various presentations of the disease are spondylodiscitis, paravertebral abscesses, epidural abscesses, and septic facet arthritis. In this article, we will focus primarily on paravertebral abscesses2.
Epidural and paravertebral abscesses on MRI are observed as hypointense lesions on T1, hyperintense on T2 and STIR, in addition to peripheral enhancement after contrast medium2.