Las parasitosis intestinales es una patología cuya incidencia está en aumento debido a múltiples factores. Entre las principales causas destacan: la globalización, los flujos migratorios desde regiones donde las enfermedades parasitarias son endémicas y los efectos del cambio climático.
La enterobiasis, también conocida como oxiuriasis, es una de las parasitosis más comunes en nuestro medio1. Aunque algunos pacientes infectados por Enterobius Vermicularis pueden permanecer asintomáticos, lo habitual es que presenten prurito anal nocturno. En mujeres esta infección puede ocasionar complicaciones ginecológicas como vaginitis o endometritis debido a la migración de las hembras grávidas desde la región anal hacia la vagina2, pudiendo producir infecciones urinarias provocadas por la penetración del parásito en la uretra.
Existen otras complicaciones, mucho menos frecuentes pero relevantes, como la obstrucción intestinal, la apendicitis aguda y la formación de granulomas en órganos como el peritoneo, pulmones3 o hígado.
Tanto el médico como el profesional de enfermería no solo son importantes en el diagnóstico y el tratamiento de la infección sino en la prevención de su propagación. La interrupción del ciclo del parásito es muy importante y será el equipo de enfermería quien asumirá la educación sanitaria del paciente y su familia. Medidas como la higiene de manos, el lavado de ropa de forma específica y la educación sanitaria son clave para prevenir reinfestaciones. Este enfoque interdisciplinar garantiza un manejo integral, reduce la incidencia de parasitosis y refuerza la salud pública mediante la educación preventiva.
Intestinal parasitoses are conditions with increasing incidence due to multiple factors. Among the main causes are globalization, migratory flows from regions where parasitic diseases are endemic, and the effects of climate change.
Enterobiasis, also known as oxyuriasis, is one of the most common parasitic infections in our environment1. While some patients infected with Enterobius vermicularis may remain asymptomatic, the most common symptom is nocturnal anal pruritus. In women, this infection can cause gynecological complications such as vaginitis or even endometritis, due to the migration of gravid females from the anal region to the vagina2, as well as urinary tract infections caused by the parasite’s penetration into the urethra.
There are other, much less frequent but relevant complications, such as intestinal obstruction, acute appendicitis, and granuloma formation in organs like the peritoneum, lungs3, or liver.
Both physicians and nursing professionals play a key role not only in diagnosing and treating the infection but also in preventing its spread. Interrupting the parasite’s life cycle is critical, and nursing staff take on the essential role of educating patients and their families. Measures such as proper hand hygiene, specific methods for laundering clothing, and overall health education are crucial to preventing reinfestations. This interdisciplinary approach ensures comprehensive management, reduces the incidence of parasitic infections, and strengthens public health through preventive education.