La anestesia en pacientes pediátricos presenta retos y consideraciones únicas en comparación con la anestesia en adultos, debido a diferencias anatómicas, fisiológicas y de desarrollo. Los niños tienen tasas metabólicas más altas, una eliminación más rápida de los fármacos y sistemas orgánicos inmaduros, lo que exige un ajuste cuidadoso de las dosis y una monitorización estricta. Su anatomía de la vía aérea es más pequeña y anterior, aumentando el riesgo de obstrucción y requiriendo equipos y técnicas especializadas para la intubación. La variabilidad hemodinámica es más marcada en los niños, ya que su gasto cardíaco depende en gran medida de la frecuencia cardíaca en lugar del volumen sistólico. La evaluación y manejo del dolor son complejos debido a la comunicación limitada en niños más pequeños, requiriendo escalas adecuadas para su edad y enfoques de analgesia multimodal. La ansiedad preoperatoria es un factor significativo. Las complicaciones postoperatorias, como el distrés respiratorio o el delirio de emergencia, son más frecuentes y requieren una vigilancia estrecha. Este artículo destaca las diferencias clave entre la anestesia pediátrica y la adulta, subrayando la seguridad y la importancia del manejo especializado.
Pediatric anesthesia presents unique challenges and considerations compared to adult anesthesia due to anatomical, physiological, and developmental differences. Children have higher metabolic rates, faster drug clearance, and immature organ systems, necessitating careful dosing and monitoring of anesthetic agents. Their airway anatomy is smaller and more anterior, increasing the risk of obstruction and requiring specialized equipment and techniques for intubation. Hemodynamic variability is more pronounced in children, as their cardiac output depends largely on heart rate rather than stroke volume. Pain assessment and management are also complex due to limited communication in younger children, demanding age-appropriate scales and multimodal analgesia approaches. Preoperative anxiety is a significant factor in pediatric patients. Postoperative complications, such as respiratory distress or emergence delirium, occur more frequently in children and require vigilant monitoring. The emotional well-being of both the child and their caregivers must be addressed to ensure a positive surgical experience. This review highlights the critical differences between pediatric and adult anesthesia, emphasizing safety, effective pain management, and the need for specialized training in pediatric anesthetic care.