Álvaro Morella Barreda, Javier Luna Ferrer, Javier Ordovás Sánchez, Carlos Moreno Gálvez, Luis Corbatón Gomollón, Ignacio Ladrero Paños
La tuberculosis (TBC) sigue siendo una de las principales causas de mortalidad infecciosa a nivel mundial, con aproximadamente 8-10 millones de casos anuales y 1.5 millones de muertes. Aunque la incidencia global disminuyó entre 2010 y 2019, la pandemia de COVID-19 provocó un aumento en las muertes durante 2020 y 2021 debido a interrupciones en el diagnóstico y tratamiento. En 2022, se observó una recuperación parcial, pero los avances hacia el objetivo de reducción del 75% en muertes para 2025 siguen siendo insuficientes. El Mycobacterium tuberculosis es el principal agente de la enfermedad, con otras especies como M. bovis contribuyendo en contextos específicos. El diagnóstico de la tuberculosis pulmonar se realiza mediante una combinación de pruebas microbiológicas y de imagen, con técnicas moleculares como la PCR mejorando la detección temprana y la identificación de resistencias a fármacos. El tratamiento estándar incluye una combinación de isoniazida, rifampicina, pirazinamida y etambutol, con ajustes necesarios para casos de resistencia. La infección tuberculosa latente (ITL) se maneja con regímenes de isoniazida, rifampicina, o una combinación de isoniazida y rifapentina, especialmente en individuos con alto riesgo de progresión. A pesar de los avances en diagnóstico y tratamiento, la tuberculosis sigue representando un desafío global significativo, requiriendo un enfoque continuo para reducir su carga y alcanzar los objetivos de erradicación.
Tuberculosis (TB) remains one of the leading causes of infectious mortality worldwide, with approximately 8-10 million cases and 1.5 million deaths annually. Although global incidence decreased between 2010 and 2019, the COVID-19 pandemic led to an increase in deaths during 2020 and 2021 due to disruptions in diagnosis and treatment. A partial recovery was observed in 2022, but progress toward the 75% reduction target for deaths by 2025 remains insufficient. Mycobacterium tuberculosis is the primary pathogen causing active TB, with other species like M. bovis also contributing in specific contexts. Diagnosis of pulmonary TB relies on a combination of microbiological and imaging tests, with molecular techniques such as PCR enhancing early detection and drug resistance identification. Standard treatment includes a combination of isoniazid, rifampicin, pyrazinamide, and ethambutol, with adjustments needed for drug-resistant cases. Latent TB infection (LTBI) is managed with regimens of isoniazid, rifampicin, or a combination of isoniazid and rifapentine, especially in high-risk individuals. Despite advances in diagnosis and treatment, TB remains a significant global challenge, necessitating ongoing efforts to reduce its burden and achieve eradication goals.