El manejo de la vía aérea en pacientes con miastenia gravis (MG) es complejo debido a los efectos de la enfermedad sobre la transmisión neuromuscular. La miastenia gravis es un trastorno autoinmunitario que afecta a los receptores de acetilcolina en la placa neuromuscular, lo que provoca debilidad muscular fluctuante, especialmente en los músculos respiratorios y de la deglución. Esto incrementa el riesgo de complicaciones respiratorias durante procedimientos quirúrgicos o de anestesia.
El principal desafío en el manejo de la vía aérea radica en la respuesta impredecible de los pacientes a los relajantes musculares y anestésicos. Los pacientes con MG pueden experimentar una hipersensibilidad o resistencia a los fármacos neuromusculares, lo que puede provocar una parálisis prolongada o dificultad para recuperar la función respiratoria. Durante la intubación, se deben evitar agentes como los relajantes musculares no despolarizantes y se recomienda una dosis reducida de anestésicos para minimizar el riesgo de depresión respiratoria.
Es fundamental una evaluación preoperatoria exhaustiva para determinar el estado de control de la enfermedad y para ajustar la medicación, especialmente con anticolinesterásicos como la piridostigmina, que puede mejorar la función muscular. Además, la presencia de crisis miasténicas o una enfermedad no controlada aumenta significativamente el riesgo de complicaciones respiratorias. La extubación debe realizarse con cautela, y en algunos casos, puede ser necesario mantener la ventilación mecánica postoperatoria hasta asegurar la recuperación completa.
En resumen, el manejo de la vía aérea en pacientes con miastenia gravis requiere un enfoque personalizado, considerando tanto las peculiaridades de la enfermedad como las características del paciente para prevenir complicaciones graves
The management of the airway in patients with myasthenia gravis (MG) is complex due to the effects of the disease on neuromuscular transmission. Myasthenia gravis is an autoimmune disorder that affects acetylcholine receptors at the neuromuscular junction, leading to fluctuating muscle weakness, particularly in the respiratory and swallowing muscles. This increases the risk of respiratory complications during surgical or anesthetic procedures.
The main challenge in airway management lies in the unpredictable response of patients to muscle relaxants and anesthetics. Patients with MG may experience hypersensitivity or resistance to neuromuscular drugs, which can lead to prolonged paralysis or difficulty recovering respiratory function. During intubation, agents such as non-depolarizing muscle relaxants should be avoided, and a reduced dose of anesthetics is recommended to minimize the risk of respiratory depression.
A thorough preoperative evaluation is essential to assess the disease control status and adjust medications, particularly acetylcholinesterase inhibitors like pyridostigmine, which can improve muscle function. Additionally, the presence of myasthenic crisis or uncontrolled disease significantly increases the risk of respiratory complications. Extubation should be performed cautiously, and in some cases, mechanical ventilation may be necessary postoperatively to ensure full recovery.
In summary, airway management in patients with myasthenia gravis requires a personalized approach, considering both the unique aspects of the disease and the patient’s characteristics to prevent severe complications.